Autor: Lic. Edwin Granados Ríos
La vida criminal
(principalmente en el crimen organizado) requiere todo un andamiaje que en
sentido general a un gran sector de la sociedad le resulta difícil de aceptar,
pues va en contra de los valores tradicionales, la actividad diaria del
delincuente exige que defina los mecanismos para que ese modus viven-di tenga
apariencia de legalidad y en ese tanto es un peligro constante por su camuflaje
para quienes viven al margen de la vida delictiva y para las organizaciones
licitas.
Esos mecanismos inician con aspectos
que se relacionan con el conocimiento, la voluntad y las emociones, que
requieren cimentar para entonces actuar con la frialdad que requieran. La
actividad criminal no solo se circunscribe a aquellas situaciones radicales en
las que solo se dan asesinatos y/o violaciones, éstas aunque muy terribles por
sus manifestaciones y consecuencias, son tan solo una vertiente en la amplia
gama de hechos delictivos que ofenden la dignidad del ser humano y que no
entraré a detallar; pues son incontables y no constituye el objeto de este
artículo.
En algún momento se toma la
decisión por parte del individuo respecto de la ruta de su vida y es entonces
cuando se decide también que tipo de delincuente se desea ser, algunos se
encuentran en el camino de la
criminalidad por situaciones circunstanciales y otros flagrantemente lo
deciden, pero cualquiera que sea la razón u origen, el punto es que se
requerirá ser lo más efectivo posible y en virtud de ello, es entonces que
inicia un proceso de “formación”.
En virtud del contexto de
análisis que deseo hacer está vinculado al Crimen Organizado, en el cual
existen estructuras de funcionamiento y su principal objetivo; entre otros, están
los financieros siendo que tienen una
importancia vital el hecho de analizar cuáles son entonces los mecanismos para
nutrirse financieramente y/o legitimar capitales, llevándolos limpios a los
entes bancarios.
En el contexto del crimen,
esa forma de vida puede llegar a ser considerada “normal” y desde su punto de
vista, su actividad sencillamente es su negocio y trabajo (aunque ilícito) se
puede tener pérdidas y ganancias, en algunos casos le es tolerable, aceptándolo
como el riesgo de su actividad y en otras; sencillamente no es tolerable y, se
procede con ejecuciones fríamente calculadas y vengativas, como sucede con la
actividad del sicariato, ésta última por cierto que subsiste en virtud de que la
sociedad actual cada vez es más intolerante e incapaz de resolver los problemas
y se ha aprendido por las generaciones actuales que esa es una forma de
“eliminar” problemas y/o competencia, en resumen hay demanda.
Actualmente sabemos que las
sociedades de cualquier latitud son generadoras de múltiples formas de actividades
delictivas y muchas requieren formas de financiamiento.
Los seguros por la
vulnerabilidad al fraude se convierten en instrumentos facilitadores de
delitos, algunos adquirieren bienes muebles e inmuebles que se originan en el
fraude a los seguros, para muchos la incursión en esta ilícita actividad inicia
de forma circunstancial y se “engolosinan” para luego iniciar una “carrera” que
les genera dinero fácil, otros incursionan en esta actividad de forma más
“profesional” convirtiéndose en gente muy adiestrada en la comisión y montaje
de fraudes.
Ahora, de este paso a los
vínculos con el crimen organizado, no existe más que un pequeño paso y es que
la comisión de los delitos asociados a los seguros traen consigo una serie de
riesgos por su complejidad lo que ante una entidad aseguradora con un buen
equipo anti-fraude se pueden convertir en verdaderos dolores de cabeza para los
delincuentes.
No obstante; el fraude a los
seguros, no dejan de ser mecanismos efectivos de financiamiento para la
comisión de una serie de hechos delictivos, pues provee dinero “limpio”, una
vez descubierto esta situación, no resultaría extraño que mediante la
adquisición de bienes muebles e inmuebles, el crimen organizado construya todo
un engranaje en el cual se tome como un mecanismo más el fraude a los seguros
para circular su dinero y hacerlo retornar como dinero limpio.
Sobra decir que en la cultura
de quienes viven en él y del narcotráfico, uno de los elementos que más les
evidencian es la forma de vida ostentosa, adquiriendo entre muchas otras cosas,
bienes muebles e inmuebles lo más lujosos que puedan, el movimiento y
comercialización de estos bienes, hace que muchos individuos dedicados al
crimen, deseen asegurar sus bienes a veces con objetivos fraudulentos y otras
sencillamente por el deseo de mantener sus bienes asegurados por considerar que
ese riesgo debe ser protegido; claro, que todo cliente debe ser conocido como
lo disponen las normativas contra el LD/FT, es así que mucha de este tipo de
personas involucradas en el crimen organizado que pueden ser identificados en
la entidad aseguradora.
En el ámbito del LD/FT, uno
de los problemas con que se enfrenta el sector seguros para poder aportar al
control de este flagelo es la forma en que se da la génesis de los delitos en
este sector y el hecho de que las autoridades de inteligencia financiera no sacan
de sus mentes que su origen y manifestación no es igual a la de los bancos, no
se puede esperar que un reporte de operación sospechosa en una entidad
aseguradora, tenga las mismas condiciones que las que se originan en un banco,
pues la forma en que circula el dinero en los entes aseguradores difiere a la
bancaria.
El fraude a los seguros tiene
impacto en las compañías de seguros y en sus clientes, así como en la sociedad
en general porque puede utilizarse para financiar la actividad criminal, ésta
no es una actividad sin víctimas o insignificante.
¿Qué
es el fraude de seguros?
Afecta a todo tipo de seguros
e incluye:
Proporcionar información
falsa o incompleta (Esto va en contra de
los sanos intereses de una compañía de seguros, que se presuma responsable,
pues va contra las normas generales del Conozca a su Cliente, tema que solo por
negocio ya resulta sumamente importante conocer bien al cliente)
Presentación de reclamos por
pérdidas indicando circunstancias engañosas o falsas o aumentando las
consecuencias del daño ficticiamente sobre un evento genuino (Normalmente están vinculados terceros a los
que la entidad aseguradora, no se preocupa por conocer, que pueden resultar ser
delincuentes organizados con los que el asegurado titular en realidad o no
tiene relación o es un testaferro para efectos de lograr el contrato póliza).
Esto deja claro que el ilícito puede ser cometido por el asegurado o por un
tercero.
Puede ir desde reclamos
oportunistas en virtud de que en esencia quizá esa no fuera la intención
original, pero que poco a poco escalan a actividades que son altamente
organizados por anillos del crimen, lo cual nos hace evidenciar que esta
actividad puede constituirse en una fuente generadora de recursos para el
sustento de actividades criminales, sobre todo para el lavado de dinero que
obviamente llegará limpio a los bancos.
Ahora es claro e innegable el
hecho de que contrario a lo que ocurre en los bancos; las entidades
aseguradoras, cuentan con mayores posibilidades de interactuar con sus clientes
a un nivel más profundo, esto en virtud del vínculo mediante el aseguramiento y
más aún con el proceso del reclamo, pues en tanto exista la expectativa del
pago de una indemnización habrá mucho interés del cliente o beneficiario en
contribuir con toda la información posible con el interés de lograr aquel
propósito.
Detener y reducir el fraude
de seguros es una prioridad clave para los aseguradores, pero no debe serlo
solo para ellas en el tanto al final si se convierte en una fuente
financiamiento para actividades delincuenciales, debe llamar la atención de los
gobiernos y entes reguladores, éste no es un crimen sin víctimas y refleja
graves consecuencias para los culpables de fraude, para el ente asegurador,
para los clientes y sobre todo para la sociedad.
La industria de seguros continúa con el fortalecimiento de sus sistemas y
controles para asegurar que todos los tipos de fraude y está desarrollando
sistemas muy particulares de clasificación de clientes desde la perspectiva de
la prevención del LD/FT, esto último es todo un reto, pues era tema ajeno a los
seguros hasta hace algunos pocos años; no obstante, los seguros son un
mecanismo facilitador para el financiamiento de actividades criminales.