Lic. Edwin Granados Ríos
Criminólogo
Hace
algunas semanas atrás observé con indignación y profunda tristeza en algún
diario del algún país, la frase que titula éste pequeño artículo, “…se
están abriendo nuevas plazas criminales…” inmediatamente capturó mi
atención; si, porque aun cuando nos parezca absurdo lo cierto es que sí, todos
los días se abren plazas criminales, las hay para todos los gustos, las hay
para profesionales (médicos, abogados, contadores, periodistas, jueces,
ingenieros, políticos, sacerdotes, pastores, profesores, administradores, etc) que
traicionan sus valores y ética.
Hay
plazas criminales para los técnicos, las hay para los niveles operativos y las
hay para todos los gustos y de esto estoy hablando y no se sorprendan en el
ambiente laboral, que según los cánones de nuestra sociedad podemos clasificar
como lícitos, ni siquiera estoy aún refiriéndome a las actividades que están al
margen de la legalidad.
Esta
terrible realidad no debería sorprendernos tanto, pues es un hecho que a muchos
ciudadanos del mundo, “les vale”, como dicen los jóvenes actualmente; de qué
lado estén, en tanto ganen dinero para sus deleites y placeres; otros, se
justifican argumentando que no hay fuentes de trabajo y que el “gobierno” no se
las provee, que su ambiente socio económico “los obligó” y por lo tanto sus
valores y principios pueden ir directo al “carajo” perdón, quiero decir al tarro de la basura; si
es que hubo algún valor o principio en su fuero interno, en algún momento.
Ahora,
es un hecho de que el Crimen Organizado, se llama así porque es “organizado”, valga la redundancia y de ahí
que no debiera extrañarnos para nada que tengan a su servicio profesionales y
servicios de la más alta gama, para el logro de sus objetivos comerciales, son
empresas que trabajan al margen de la ley y tienen otras en el contexto legal
para “mampara” de las que son ilícitas.
Es
necesario tener claro y aunque suene raro, que las organizaciones criminales
requieren ser “exitosos” es decir su negocio debe y tiene que funcionar pues
hay inversionistas en ese ilícito negocio y para ello se apoyarán en los mismos
recursos que haría cualquier empresa lícita.
Como
hemos comentado empresas licitas e ilícitas funcionan en paralelo y el
sicariato entre muchas otras actividades de la vida criminal y delictiva que son
cosa de todos los días, aun cuando sus jerarcas no hacen alarde de sus “éxitos”
por los medios de comunicación, si es de muchos conocidos que muchas personas
se dedican a asesinar como otros se dedican al derecho, a la medicina, a la
construcción, a la cocina o como cualquier otro “trabajo” que usted conozca.
De
esta forma podemos ver como se reclutan niños, niñas, mujeres, hombres, abuelas
y abuelos, ósea no hay rango de edad para las plazas criminales y más aún se
puede hacer carrera en la vida criminal según la misma historia lo ha podido
demostrar, no hay discriminación por edad, por sexo, por etnia, por nivel
social, el crimen y la maldad han convertido la vida del ser humano en una
trampa, que desgracia para la humanidad y para quienes sirven a la maldad como
su patrón.
No
escapan a esta triste realidad los políticos ambiciosos y corruptos, que ya no
sirven a los pueblos sino que se sirven de los pueblos, que no les importan el
destino de los descendientes de su pueblo, se involucran las empresas y las
organizaciones de todo tipo, religiosas, de bienestar social, que clase de mundo es el nuestro…???, como
humanidad, hemos perdido el respeto por la vida, nos hemos convertido en cosas
que sirven a cosas.
Muchos
empresarios voraces les importa “un pito” el bienestar laboral y social de sus
empleados, queda al margen su desarrollo y se justifican en el éxito de su
empresa, pagan mal, tratan peor a su personal, como simples “herramientas”, los
usan y desechan cuando quieren, son hipócritas, ambiguos y de doble moral
cuando hablan a sus empleados, les dicen “colaboradores” (moda actual), pero su
camino e intereses van en la dirección de sus particulares, egocéntricos y
vanagloriosos caminos, que impacto se llevarán algún día, cuando despierten a
la realidad de su maldad, que no ha hecho más que contribuir al empobrecimiento
y crecimiento de ambientes que favorecen el crecimiento de la criminalidad del
mundo en el cual viven y viven sus amigos, familiares y descendientes.
Sí,
con mucha tristeza en el corazón y con millares de ejemplos en nuestra Latinoamérica,
se puede decir con gran vergüenza que se están abriendo nuevas plazas
criminales.
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